A principios del 2010 me nace la loca idea de ir a mochilear a la Carretera Austral, así que contacté a un par de amigos para planear lo que sería el viaje de nuestras vidas. Poco a poco la idea se fue expandiendo y refinando, hasta que un día, nos planteamos la posibilidad de ir en bicicleta. Desde pequeño me ha gustado viajar sobre dos ruedas, pero habían pasado 5 años desde la última vez que puse mis pies sobre unos pedales y en ese momento ninguno de nosotros tenía bicicleta.Yo fui el primero en juntar un poco de dinero y comprar una bici, con la cual comencé a entrenar y recuperar poco a poco la condición física de mi niñez, que por lo cierto, estaba bastante mermada.
Al principio solo viajaba unos cuantos kilómetros y al regresar a casa, sentía que mis piernas iban a explotar, pero a medida que entrenaba, me di cuenta que mi cuerpo se adaptaba rápidamente. Semana con semana, mis salidas se iban haciendo más extensas y en poco tiempo los caminos cercanos ya no presentaban ningún reto, así que decidí comenzar a realizar rutas un poco más largas.
El primer viaje relativamente expenso que realicé, fue al Cajón del Maipo, un pedaleo de aproximadamente 80 kilómetros que me dejó con las piernas destrozadas, pero con una extraña sensación de satisfacción y felicidad. Desde entonces he realizado más de una docena de rutas distintas y he recorrido hasta el momento más de 6000 kilómetros.
A comienzos del 2011 realicé finalmente el viaje que tanto había planeado y durante 28 días recorrí la sección norte de la Carretera Austral y gran parte de Chiloé. Me cuesta expresar con palabras lo maravilloso que fue esa aventura, lo paisajes que vi, la comida que disfruté, las personas que tuve el agrado de conocer. Claro está que no todo fue color de rosas, estuve mojado la mayor parte del tiempo a causa de la incesante lluvia, el frío caló hondo en mis huesos, sufrí graves problemas mecánicos que me dejaron más de una semana sin poder subir a mi bicicleta y casi me mato a causa de una caída, pero ninguno de estos problemas disminuyen el júbilo que se siente al recorrer estos extraordinarios parajes del sur de Chile.
Actualmente me encuentro inactivo ya que mi bicicleta está en muy mal estado a causa del uso constante y no he tenido dinero para repararla o comprar una nueva, pero el amor que le tengo al cicloturismo no se ha ido y espero poder reunir el dinero necesario para comprar una nueva compañera y regresar al camino muy pronto. Mientras tanto, me dedicaré a completar esta bitácora de viajes, con todas las rutas que he realizado.
Espero que esta guía le dé nuevas ideas a uno que otro cicloturista, que ayude a los ciclistas novatos que se están involucrando en este bello mundo y que motive a los que aún no se han enamorado de este magnífico deporte. Nunca se rindan amigos míos, muchas veces se sufre, pero la satisfacción que se siente al llegar a la meta, no se las podrá quitar nadie. Tomen las precauciones necesarias, no se arriesguen innecesariamente y les aseguro que pasarán momentos inolvidables.
Atte. Julingo el Cicloturista
